jueves, 9 de julio de 2009

LAS PRUEBAS NACIONALES

Durante mucho tiempo las pruebas nacionales fueron pruebas a la capacidad de engaño, a la justificación de un trabajo deficiente y a los profesores. A pesar de su existencia la cantidad de escolares que se cuelan en la aprobación de la educación primaria y media es considerable. Las nuevas autoridades han mandado una señal diferente. ¡Ojalá se quiera rescatar el sistema educativo! ¡Quiera Dios los esfuerzos vayan encaminados a hacer de la escuela el motor del desarrollo nacional!

Aunque no complace el sometimiento a la justicia de nadie por una práctica que se había convertido en consuetudinaria. Con el mensaje nos sentimos felices. Talvez ahora el alumnado, los profesores y los padres, tomen en serio la educación. La actitud licenciosa en la escuela no es un secreto. Los escolares entienden que sus padres los mandan a los centros educativos para salir de ellos. Los padres asumen que les pagan a los profesores para que les cuide a sus hijos. Los profesores entienden, que salvo excepciones contadas ellos están, más que para instruir, para retener cada día los hijos de quienes no están en disposición de cuidarlos. Las autoridades educativas están para velar para que aprueben la mayor cantidad de alumnos sin importar si aprenden o no, además de presionar a los profesores para que esto sea así.

No es la primera vez que se habla de las irregularidades en el sistema y en las pruebas. No recordamos un impacto que haya causado tan buena acogida, en que se hayan tomado medidas y se haya prometido profundizar las indagatorias. El secretario de Educación, seguro conoce el compromiso que asume con el sector más sano de la sociedad, cuando adoptó estas medidas. Desde siempre se ha dicho: existen corruptos y corruptores en estas pruebas. Muchos padres, que no están dispuestos a poner a sus hijos a estudiar, dan lo que se les pida para que sus vástagos salgan bien de las pruebas nacionales. ¡No solo afuera y dentro encontramos corrupción en estas pruebas!

Nos llega a la cabeza que la educación de los aztecas se fundamentaba en cuatros principios claros y definidos: austeridad, obediencia, humildad y pureza. Para la educación de nuestras jóvenes generaciones, hemos perdido los necesarios fundamentos. En la búsqueda del modernismo, nuestro complejo de monos, queriendo imitar a otras naciones, nos ha hecho perder los principios sobre los que descansa la dominicanidad. Las muchas teorías pedagógicas que estudiamos en las universidades, lejos de ayudarnos nos hacen mal. Resultan huecas, al tratar de aplicarla sin estar armadas con las características nacionales que nos identifican.

Retomar la escuela debe significar convertir a la educación en la principal herramienta de desarrollo, ascenso e igualación social. No debe ser aceptable para una sociedad que se respete, el que ser pelotero o cualquier cosa, sea, para los mozalbetes, más importante o tenga más valor, que los conocimientos. Tampoco es aceptable, que los centros educativos, sean escenarios donde las competencias se den más por la presunción de bienes materiales que, por los conocimientos y competencias educativas.

Nuestros niños son sumamente inteligentes. Las dificultades que éstos presentan en el aprendizaje, son más de los adultos que de ellos. Los futuros profesionales están aprendiendo exactamente lo que les damos. Creímos e institucionalizamos que no era necesario que los infantes se alfabetizaran hasta cuarto año de primaria y ahí lo tenemos...muchos terminan el bachillerato y aun no se han alfabetizados. Se acostumbran a que años tras años, los promuevan. Les hacemos el juego. Por esto, buena cantidad, no sabe leer ni escribir ni realizar operaciones matemáticas simples. ¡Recuerden esa realidad expresa en la sección “El pupitre caliente de 9x9 Roberto! ¡Esto somos! ¡Así estamos!

En la medida que el alumnado vea que las calificaciones que obtiene son producto de su esfuerzo y no de una ley o el interés de un funcionario de educación, en esa medida mejorará la escuela. Sin duda hace falta crear las bases necesarias para esto. Debemos alfabetizar en los primeros dos años de la primaria. Se debe insistir hasta el cansancio en los primeros años de la educación básica en la lectura, la lectura comprensiva, en la elaboración de composiciones, en el conocimiento y la importancia de los símbolos patrios, las normas de cortesía, la identificación con nuestros valores culturales, en inculcarles a nuestros infantes la importancia de ellos, para el progreso de nuestro país y otros. Ya a partir de sexto año de la primaria, asignarles cada vez, listado de obras literarias que cada año escolar deban leer.

Dentro de los muchos y graves problemas que educación debe resolver está el que mueve a muchos directores de colegios a impedir que sus profesores pongan las calificaciones acorde con el rendimiento de los alumnos. Esta acción es motivada para las direcciones mantener el prestigio de los colegios y que los alumnos tengan buenos índices para las pruebas nacionales. ¡Esto ya asquea!
Es necesario que se frene esta práctica. ¡Económicamente, para la sociedad y los padres, siempre saldrá más caro aprobar un alumno que no se lo merece, que dejarlo que haga su esfuerzo!

Debemos velar para que todos los profesores se comprometan con que sus alumnos escriban bien, como deben. Que no circunscriban su trabajo a la simple observancia de su clase del día o a su materia. Poner atención al comportamiento y al cambio de actitud es uno de los grandes retos y trabajo diario de los maestros. No se puede llegar a ser maestro si, no se aspira y lucha por un desarrollo integrar de sus estudiantes. Para pasar de ser un simple escolar a estudiante, hay que cumplir con los requisitos que esto envuelve: realizar con regularidad las tareas, dedicar tiempo a la lectura que amplíe cada vez el léxico y otras actividades extracurriculares.

Igual que en la sociedad, muchos escolares han aprendido de hacerse las víctimas, una profesión. Esta capacidad que cada vez se torna más patente en el alumnado, resurge en situaciones de exigencias académicas. Los peores escolares, encuentran en victimizarse, una forma de retaliación contra los profesores. Lamentablemente los maestros, en el escenario actual en que se desenvuelve el proceso enseñanza-aprendizaje, son los que tienen la mayor presión. Aquellos que se sienten afectados por las responsabilidades de ser reales estudiantes, y que no están dispuestos a asumir, se valen de todo tipo de artimañas para arremeter contra quien se esfuerza para que se estudie. ¡Los maestros reciben todo tipo de presión, de todos los sectores!

Es innegable la existencia de una nueva época. La era de la información y el conocimiento no ha sido tal para la escuela dominicana. La dependencia o utilización de los medios electrónicos, en vez de coadyuvar con el proceso que a esta le atañe, lo retraza. No hemos sabido sacarle el debido provecho a estos seguros y muy útiles medios. Es innegable la resistencia del magisterio a estos, que son muy cómodos para los escolares y difíciles para las generaciones de educadores. Aún así, es tiempo de comprometer a estos con el uso de la computadora, los programas que esta facilita para elaborar e impartir las clases y con Internet por la inmensa cantidad de fuentes que esta ofrece, para estar al día en cuanto a las últimas informaciones en las diferentes áreas del saber. Hay que crear espacio y tiempo en instruir a los maestros en el uso racional de este medio para que puedan dirigir a sus alumnos a las fuentes más apropiadas y frescas existentes en cada tema.

El aporte más interesante y eficaz que puede hace el secretario de Educación, para evitar las suplantaciones, fraudes y dificultades que sufren muchos dominicanos, es crear una plataforma electrónica de todo el sistema educativo. Utilizando toda la estructura orgánica existente y reforzando los puntos donde hay debilidades, esta plataforma cerrada, en Internet, podría ser muy eficiente. A través de esta se podría tener el nombre, cargo y lugar de trabajo de cada uno de los miembros de esa cartera. Se tendría un informe al día y detallado de las condiciones de la infraestructura y el mobiliario con que cuenta la secretaría. Lo más interesante es que a través de este, se le podría dar seguimiento a las regionales, distritos educativos, técnicos regionales y distritales, directores, escuelas, profesores y a los alumnos, en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cabe resaltar, que con un sistema de clave, en cada nivel se encargarían de alimentar el sistema.

Esperamos una real atención a mejorar el sistema educativo. A los profesores hay que motivarlos con sueldos más llamativo, abrirles la oportunidad de que puedan desarrollarse, de que no se sientan presas de un sistema que los denigra, absorbe y explota. Hay que establecer una relación diferente con la sociedad, donde esta muestre más respeto por el trabajo que hacen los educadores. Es responsabilidad de las autoridades educativas el crear las condiciones que permitan la disminución de las fricciones que existen entre los actores que intervienen en la formación de las jóvenes generaciones.

Gerson de la Rosa