martes, 15 de diciembre de 2009

Raices de la violencia en la escuela dominicana

RAICES DE LA VIOLENCIA EN LA ESCUELA DOMINICANA

La sucesión consecutiva de hechos penosos sacan una vez más la situación de la escuela dominicana a la luz pública. Diferente a como nos han acostumbrado, esta vez, uno de los medios impresos ha dedicado una serie de reportaje donde se trata la violencia que se suscita allí. A pesar de que muchos no lo creen, esta situación, hace tiempo se nos estruja en la cara y “más pa`llá”.

Los constantes conflictos en que se desenvuelve el quehacer educativo no afectan o envuelven solamente al alumnado. Todos los actores que participan en este proceso de una u otra forma afectan o se ven afectado por las situaciones que se crean. Esta violencia es una extensión de las que se presentan en nuestras casas, los barrios y comunidades y las calles. El alumnado sólo refleja lo que ve, le enseñan y deduce del medio en que se desenvuelve.

Hacemos creer que nos asombramos por los hechos de Hato Mayor. La verdad es que esperamos lo que no sembramos. Exigimos lo que no estamos dispuestos a ofrecer. Si no educamos a nuestros hijos en los hogares o casas, difícilmente fuera de éstas ellos tengan actitudes positivas que ofrecer. Con toda seguridad estaremos mandando un dolor de cabeza a otros. Los primeros choques y conflictos los tendrán en la escuela.

No existe peor violencia que la que produce el rechazo de la madre. Los pequeñuelos de las jóvenes generaciones además de carecer de hogares, viven solo con sus madres. Muchas de estas, talvez por desesperación, propalen insultos, maldiciones, improperios, ofensas y dicen sandeces a sus vástagos que los hieren, marcan e intoxican su futura vida. No se cuenta la falta de un padre que nunca lo fue por haber sido irresponsable, o por situaciones que la sociedad no es capaz de analizar.

Las señales que vienen del medio en que se desenvuelven los escolares no son las mejores. Se les enseña que lo importante es tener dinero. Hay que ser prácticos. Deben aprovechar las mínimas oportunidades y posibilidades para alcanzar ese bien. Lo hacen. Por eso tanta propensión a la adquisición de dinero y bienes de la manera más fácil posible. Las facilidades que los padres no pueden suplirles, los varones son tentados a conseguirlas a través de su ingreso al bajo mundo y a las hembras, a prostituirse con individuos que se las suplan por favores sexuales.

La mayoría de los escolares dominicanos van las escuela pero están desconectado de ésta. Los resultados lo dicen. Hay un por ciento bien alto que, estando en cursos altos, aun no pueden cantar el himno nacional, no están alfabetizados y no saben la dirección de sus escuelas, sus nombres ni la de muchos de sus profesores. ¡ No mencionemos, realizar operaciones matemáticas simples sin la ayuda de modernos medios electrónicos! ¡La política que obliga a promoverlos en los primeros cursos de la primaria da sus frutos!

Aquellos poco que son estudiantes son burlados por la mayoría que va a los centros educativos para no quedarse solo en las casas o para escaparse de los deberes de estas. La falta de seguimiento a la realización de las tareas escolares en las casas por los tutores debilita el trabajo que se hace en las escuelas. Cuando se ponen tareas, muchos no las copian. Alegan que se les quedó el cuaderno o que la copiarán de algunos de sus compañeros. Cuando hay que revisarla, aun no han copiado el mandato. En sus casas les dicen a sus padres, cuando estos preguntan si tienen trabajo escolares, que en esa escuela los profesores no ponen tareas. Muchos rechazan a profesores y centros porque ponen muchas clases y tareas.

En la Educación Media, por manipulación, conveniencia o mala interpretación de la ley 66-97, al escolar por solo decir presente, hay que ponerle sesenta puntos. La aprobación se realiza con setenta puntos. Muchos son los conflictos y decepciones que generan estos diez puntos. Ese es el punto donde se encuentran la honradez y valoración de su trabajo de unos profesores y el practicismo de otros. Allí surgen las quejas del estudiante con el profesor al este evaluarlo en condiciones iguales al escolar. Por igual, surgen las desavenencias entre profesores entre unos que les pasan todos y otros que, sólo unos pocos.

El realenguismo con que se crían los hijos trae dificultades extras a la escuela. Los constantes robos mantienen en vilo a los cursos. A los profesores los mantiene en tensión permanente. Celulares, dinero, útiles escolares y otros, desaparecen como por arte de magia de los cursos. Unos y otros se acusan. Muchas veces se pelean. El culpable es el profesor. Los padres del afectado exigen que se tomen medidas. Si ésta se toman y afectan a todos, los demás padres también se quejan. Lo que ellos no son capaces es de ver si sus hijos llevan a sus casas cosas que ellos no len han comprado. ¡Es más fácil quejarse de otros que hacer su trabajo!

Generan conflictos en la escuela la visión extraviada de los escolares de sus derechos divorciados de sus deberes y la politización de todo el sistema educativo. Los días de clases se han incrementado. Esto no ha traído resultados significativos. En nada ha mejorado la calidad de la educación. Cualquier esfuerzo por mejorar es contrarestado por las leyes 136-03 de derechos de los niños y la ley General de Educación. ¡Quienes la hicieron se ríen con las últimas muelas de como se destruye la juventud!

Debemos sincerizarnos. Si el objetivo es promover por edad sin importar conocimientos eso se puede hacer y se evitarían conflictos, enfermedades y contradicciones en el seno de sistema educativo. Si esto es así, entonces debemos aclarar cual es la calificación que colocaremos por solo pasar por la escuela. Por igual, que exigencias tendremos para accesar a las diferentes carreras universitarias. El país necesita muchos obreros. Con que éstos sepan leer lo mínimo y firmar, a muchos les basta. A los profesionales hay que pedirle mucho más. Hace falta un trabajo combinado entre la escuela, los empleadores y las universidades para esto.
Gerson

jueves, 9 de julio de 2009

LAS PRUEBAS NACIONALES

Durante mucho tiempo las pruebas nacionales fueron pruebas a la capacidad de engaño, a la justificación de un trabajo deficiente y a los profesores. A pesar de su existencia la cantidad de escolares que se cuelan en la aprobación de la educación primaria y media es considerable. Las nuevas autoridades han mandado una señal diferente. ¡Ojalá se quiera rescatar el sistema educativo! ¡Quiera Dios los esfuerzos vayan encaminados a hacer de la escuela el motor del desarrollo nacional!

Aunque no complace el sometimiento a la justicia de nadie por una práctica que se había convertido en consuetudinaria. Con el mensaje nos sentimos felices. Talvez ahora el alumnado, los profesores y los padres, tomen en serio la educación. La actitud licenciosa en la escuela no es un secreto. Los escolares entienden que sus padres los mandan a los centros educativos para salir de ellos. Los padres asumen que les pagan a los profesores para que les cuide a sus hijos. Los profesores entienden, que salvo excepciones contadas ellos están, más que para instruir, para retener cada día los hijos de quienes no están en disposición de cuidarlos. Las autoridades educativas están para velar para que aprueben la mayor cantidad de alumnos sin importar si aprenden o no, además de presionar a los profesores para que esto sea así.

No es la primera vez que se habla de las irregularidades en el sistema y en las pruebas. No recordamos un impacto que haya causado tan buena acogida, en que se hayan tomado medidas y se haya prometido profundizar las indagatorias. El secretario de Educación, seguro conoce el compromiso que asume con el sector más sano de la sociedad, cuando adoptó estas medidas. Desde siempre se ha dicho: existen corruptos y corruptores en estas pruebas. Muchos padres, que no están dispuestos a poner a sus hijos a estudiar, dan lo que se les pida para que sus vástagos salgan bien de las pruebas nacionales. ¡No solo afuera y dentro encontramos corrupción en estas pruebas!

Nos llega a la cabeza que la educación de los aztecas se fundamentaba en cuatros principios claros y definidos: austeridad, obediencia, humildad y pureza. Para la educación de nuestras jóvenes generaciones, hemos perdido los necesarios fundamentos. En la búsqueda del modernismo, nuestro complejo de monos, queriendo imitar a otras naciones, nos ha hecho perder los principios sobre los que descansa la dominicanidad. Las muchas teorías pedagógicas que estudiamos en las universidades, lejos de ayudarnos nos hacen mal. Resultan huecas, al tratar de aplicarla sin estar armadas con las características nacionales que nos identifican.

Retomar la escuela debe significar convertir a la educación en la principal herramienta de desarrollo, ascenso e igualación social. No debe ser aceptable para una sociedad que se respete, el que ser pelotero o cualquier cosa, sea, para los mozalbetes, más importante o tenga más valor, que los conocimientos. Tampoco es aceptable, que los centros educativos, sean escenarios donde las competencias se den más por la presunción de bienes materiales que, por los conocimientos y competencias educativas.

Nuestros niños son sumamente inteligentes. Las dificultades que éstos presentan en el aprendizaje, son más de los adultos que de ellos. Los futuros profesionales están aprendiendo exactamente lo que les damos. Creímos e institucionalizamos que no era necesario que los infantes se alfabetizaran hasta cuarto año de primaria y ahí lo tenemos...muchos terminan el bachillerato y aun no se han alfabetizados. Se acostumbran a que años tras años, los promuevan. Les hacemos el juego. Por esto, buena cantidad, no sabe leer ni escribir ni realizar operaciones matemáticas simples. ¡Recuerden esa realidad expresa en la sección “El pupitre caliente de 9x9 Roberto! ¡Esto somos! ¡Así estamos!

En la medida que el alumnado vea que las calificaciones que obtiene son producto de su esfuerzo y no de una ley o el interés de un funcionario de educación, en esa medida mejorará la escuela. Sin duda hace falta crear las bases necesarias para esto. Debemos alfabetizar en los primeros dos años de la primaria. Se debe insistir hasta el cansancio en los primeros años de la educación básica en la lectura, la lectura comprensiva, en la elaboración de composiciones, en el conocimiento y la importancia de los símbolos patrios, las normas de cortesía, la identificación con nuestros valores culturales, en inculcarles a nuestros infantes la importancia de ellos, para el progreso de nuestro país y otros. Ya a partir de sexto año de la primaria, asignarles cada vez, listado de obras literarias que cada año escolar deban leer.

Dentro de los muchos y graves problemas que educación debe resolver está el que mueve a muchos directores de colegios a impedir que sus profesores pongan las calificaciones acorde con el rendimiento de los alumnos. Esta acción es motivada para las direcciones mantener el prestigio de los colegios y que los alumnos tengan buenos índices para las pruebas nacionales. ¡Esto ya asquea!
Es necesario que se frene esta práctica. ¡Económicamente, para la sociedad y los padres, siempre saldrá más caro aprobar un alumno que no se lo merece, que dejarlo que haga su esfuerzo!

Debemos velar para que todos los profesores se comprometan con que sus alumnos escriban bien, como deben. Que no circunscriban su trabajo a la simple observancia de su clase del día o a su materia. Poner atención al comportamiento y al cambio de actitud es uno de los grandes retos y trabajo diario de los maestros. No se puede llegar a ser maestro si, no se aspira y lucha por un desarrollo integrar de sus estudiantes. Para pasar de ser un simple escolar a estudiante, hay que cumplir con los requisitos que esto envuelve: realizar con regularidad las tareas, dedicar tiempo a la lectura que amplíe cada vez el léxico y otras actividades extracurriculares.

Igual que en la sociedad, muchos escolares han aprendido de hacerse las víctimas, una profesión. Esta capacidad que cada vez se torna más patente en el alumnado, resurge en situaciones de exigencias académicas. Los peores escolares, encuentran en victimizarse, una forma de retaliación contra los profesores. Lamentablemente los maestros, en el escenario actual en que se desenvuelve el proceso enseñanza-aprendizaje, son los que tienen la mayor presión. Aquellos que se sienten afectados por las responsabilidades de ser reales estudiantes, y que no están dispuestos a asumir, se valen de todo tipo de artimañas para arremeter contra quien se esfuerza para que se estudie. ¡Los maestros reciben todo tipo de presión, de todos los sectores!

Es innegable la existencia de una nueva época. La era de la información y el conocimiento no ha sido tal para la escuela dominicana. La dependencia o utilización de los medios electrónicos, en vez de coadyuvar con el proceso que a esta le atañe, lo retraza. No hemos sabido sacarle el debido provecho a estos seguros y muy útiles medios. Es innegable la resistencia del magisterio a estos, que son muy cómodos para los escolares y difíciles para las generaciones de educadores. Aún así, es tiempo de comprometer a estos con el uso de la computadora, los programas que esta facilita para elaborar e impartir las clases y con Internet por la inmensa cantidad de fuentes que esta ofrece, para estar al día en cuanto a las últimas informaciones en las diferentes áreas del saber. Hay que crear espacio y tiempo en instruir a los maestros en el uso racional de este medio para que puedan dirigir a sus alumnos a las fuentes más apropiadas y frescas existentes en cada tema.

El aporte más interesante y eficaz que puede hace el secretario de Educación, para evitar las suplantaciones, fraudes y dificultades que sufren muchos dominicanos, es crear una plataforma electrónica de todo el sistema educativo. Utilizando toda la estructura orgánica existente y reforzando los puntos donde hay debilidades, esta plataforma cerrada, en Internet, podría ser muy eficiente. A través de esta se podría tener el nombre, cargo y lugar de trabajo de cada uno de los miembros de esa cartera. Se tendría un informe al día y detallado de las condiciones de la infraestructura y el mobiliario con que cuenta la secretaría. Lo más interesante es que a través de este, se le podría dar seguimiento a las regionales, distritos educativos, técnicos regionales y distritales, directores, escuelas, profesores y a los alumnos, en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Cabe resaltar, que con un sistema de clave, en cada nivel se encargarían de alimentar el sistema.

Esperamos una real atención a mejorar el sistema educativo. A los profesores hay que motivarlos con sueldos más llamativo, abrirles la oportunidad de que puedan desarrollarse, de que no se sientan presas de un sistema que los denigra, absorbe y explota. Hay que establecer una relación diferente con la sociedad, donde esta muestre más respeto por el trabajo que hacen los educadores. Es responsabilidad de las autoridades educativas el crear las condiciones que permitan la disminución de las fricciones que existen entre los actores que intervienen en la formación de las jóvenes generaciones.

Gerson de la Rosa

martes, 9 de junio de 2009

Educación y Vejez

Educación y Vejez


“A mis hijos no los voy a criar como me criaron a mí”. Esta es una expresión que se repite por doquier. Que deja entrever resentimiento y que ante los escucha, manifiesta una disposición de ofrecer a los descendientes una crianza, apoyo y educación más agradable que la recibida de sus padres. ¡Que pena, que padres tan malos! ¡Cuánto dolor crearon! ¡Esta es nuestra oportunidad y seguro lo haremos mejor que nuestros progenitores!

De los valores que seamos capaces de inculcar hoy, dependerá, para nosotros, mañana, tener una vejez dulce, de grandes bendiciones y alegre. Para nuestros hijos, una adultez sin traumas, de responsabilidades y promisoria. La asunción del individualismo en la cotidianidad de nuestros hogares, lejos de fortalecer la institución familiar la sume en un proceso de involución que la desgaja llevando a sus miembros por senderos distintos.

Quienes critican la educación que recibieron de sus padres no han podido demostrar la eficacia de sus métodos con sus hijos. La expresión “necesita ayuda profesional” les viene aparejada con las falta de atención y tiempo; con el cuento de tiempo de calidad; el realenguismo; las expresiones hirientes y ofensivas (maldita la hora que te parí, ojalá te mate un carro, no me voy a matar por nadie, estoy loca por que se abran las clases para salir de ti); el dejarse “narigonear”; el no estar en disposición de soportar las situaciones de la vida en pareja. Quienes pueden pagar la atención psicológica o psiquiátrica que esta envuelve, en muchas ocasiones, descubren la capacidad de camuflagearse, que en muchos casos sus descendientes han adquirido. Descubren, casi siempre que la búsqueda alocada de dinero ocasionó la situación que con este están tratando de resolver. Por igual, se enteran que tienen que hacer uso del tiempo para mejorar la situación creada.

La vida es más que el momento presente. Cuando se trata de educar, no podemos hacerlo obviando los principios y valores imperecederos de la humanidad y los que sirvieron como base al surgimiento de la nacionalidad dominicana. Esto ha estado pasando y aunque asegura la economía (entrada fija) de orientadores, psicólogos, abogados y otros, desangra a la sociedad. Mantiene enfrentados a los jóvenes, los cuales se matan unos con otros. Convierte a buena parte de estos en peligro para los bienes públicos y privados, por los constantes robos. Los hace presas de sí y de las autoridades policiales, que los mutilan y matan en las calles como perros rabiosos, sarnosos y sin dueños. ¡Todo esto por una ley que les niega un desarrollo integrar, una familia sana, una verdadera niñez y crecer con dignidad!

Se han impuesto, a través de leyes, estilos de vida que contradicen nuestra naturaleza nacional. Como resultado de esto, se multiplican los casos de hijos que no solo contradicen a sus progenitores sino que cuando se sienten con fuerza, los enfrentan físicamente. Después de una primera situación de este tipo se pierde toda autoridad. Las contradicciones intrafamiliares se colocan en el punto más álgido. ¡Puede correr sangre! Muchas madres, sobre todo, manifiestan temor de sus vástagos. Algunas, lejos de estos, con verdaderos dolor, expresan su miedo. Maldicen todo el esfuerzo hecho para dar el tamaño a quien hoy se constituyen en sus verdugos y corroen sus vidas.

No puede ser de otra manera, lo ante expresado, si para enseñar a hablar a los chiquitines, lo hacemos despertando en ellos la bestia con la cual todos nacemos. Recordemos que cubierto de monería y ñoñería, les enseñamos a ser groseros. Luego que estos aprenden a comunicarse queremos corregirlos...es difícil. Comienzan las contradicciones para los infantes que no entienden las correcciones y para los padres. El poco tiempo que estos últimos pasan con ellos y la actitud similar de sus compañeritos impide un trabajo consistente para un cambio de conducta. Esto se va agravando y aflora, casi siempre, en la adolescencia con rebeldía, si no se controla.

Los padres de hoy, modernos, si que siembran dolor. Basta escuchar las expresiones de niños y mozalbetes en relación a ellos. Dan penas, vergüenzas y motivan a preocupación. El desprecio hacia los suyos, destruye sus almas y fluye en ellos a borbotones, destruyendo todo lo que está a su alrededor. En un país como este, que no protege a sus ciudadanos, ¿cuál será el futuro de esos padres que no pueden contar en su vejez con sus hijos? Da la impresión que en la vejez nos augura poca atención de parte de las jóvenes generaciones. Caminar por las calles de Santo Domingo y ver que esta se llena de personas sin fuerzas, pedigüeñas, nos deja ver una muestra de hacia dónde nos encaminamos. A cierta edad, el dinero que hayamos acumulado, sin hijos que nos ayuden, no nos sirve de mucho. Máxime, con la capacidad de engaño que hay entre nosotros.

Probablemente el elemento más perturbador en la educación moderna ha sido el que hemos enraizado el concepto de derecho y hemos echado a un lado el de deber. No hemos logrado enseñar que ambos conceptos forman parte de la misma moneda. Por esto vemos tantas exigencias, sobre todos de los adolescentes, donde estos exigen, creen que todos deben para con ellos (el mundo gira en torno a ellos) y ellos no deben para con nadie. Muchos llegan a expresar, una frase típica de uno de los sectores más bajo de la sociedad, de que ellos no mandaron a sus padres a hacerlos. Por eso tienen que darles de todo lo que a ellos se les antojes. Mientras tanto no se les puede pedir, menos exigir, que ayuden con los deberes de la casa. ¡Son unos expertos simulando que están estudiando...el fin es no hacer nada en la casa!

Al licenciar la educación hogareña abrimos brechas a la penetración de innumerables tipos de perversidades, distorsiones y malas crianzas en nuestro seno familiar. Las calles y la televisión, son elementos de primer orden en el retorcimiento conductual de las jóvenes generaciones. En esto, los niños y jóvenes adquieren las cachazas y destrezas de una vida de selva, inhumana. Es así como entendemos la gran influencia que tienen las organizaciones delincuenciales y las actitudes agresivas en las casas de nuestros mozalbetes.

Como país pobre, no debemos dejar el futuro, que representan nuestros hijos, sin orientación, aunque esto represente limitar la entrada económica de ciertos sectores fácilmente localizables. Nuestro nivel de desarrollo, los objetivos nacionales propuestos y nuestra idiosincrasia deben fijar la política a seguir con las jóvenes generaciones. Cultivemos los principios y valores sobre lo que fueron fundada nuestra nacionalidad. No nos cansemos de insistir en el valor de la familia para un sano desarrollo del individuo, en la interdependencia de los miembros de esta. Hasta el cansancio cultivemos la responsabilidad, la honradez, el amor, la filantropía la solidaridad y la lealtad. Enseñemos a los jóvenes a ganarse las cosas con esfuerzos. Luchemos contra el arribismo, la simulación, el engaño y la mentira.

Gerson de la Rosa

miércoles, 29 de abril de 2009

TU SALUD MAESTRO

TU SALUD MAESTRO

“El corazón de la auyama, solo lo conoce el cuchillo”. Muy a tono parece este refrán, cuando nos referimos a la situación de los maestros, profesores y educadores dominicanos. Más interesante parece la expresión si el que habla o critica lo hace desde una posición alejada, ha contribuido con las situaciones que tienen que lidiar los trabajadores del conocimiento o desconocen el teatro y los actores que les son entregado a los profesores. ¡Qué fácil...verdad!

Igual que la sociedad, la escuela está en crisis. Los culpables somos todos. Como siempre, unos más que otros. El nivel de influencia en las jóvenes generaciones determina nuestro grado de culpabilidad. Por omisión o directamente, instituciones y particulares actúan sobre estos y se les puede endilgar responsabilidades. Como ha sucedido siempre se ha buscado un “chivo expiatorio”. No se ha ido muy lejos. Las culpas de las deficiencias del sistema educativo las han volcados sobre el maestro.

¿Cómo justificar que los estudiantes no estén alfabetizados, desconozcan el himno nacional y hayan aprobado dos pruebas nacionales? ¿Qué ha influido para que años tras años se promuevan los alumnos, sin las competencias que demanda de cada nivel? ¿Cómo enlazamos los derechos individuales y las necesidades nacionales de desarrollo? ¿Seguiremos mirando que la escuela se nos derrumba y en vez de tomar las medidas de lugar, continuaremos echando la culpa a quien se nos antoja? ¿Adoptaremos algunas políticas que obligue a los padres a observar que sus hijos hagan las tareas?

Todas las situaciones que se tejen en torno a la escuela afectan la salud del magisterio. Todo el que está en las aulas, ve como se deteriora el nivel de vida de los maestros. El desinterés, la abulia y la resistencia de los escolares al conocimiento sumado a la presión de los directores y técnicos influyen en el desmejoramiento de la presión arterial de los educadores. Los robos en las aulas, de los que son participes o víctimas los alumnos, cuando el profesor toma o deja de tomar medidas los enfrenta por igual a los padres, con el consiguiente efecto sobre su salud.

Aunque ciertamente existe el SEMMA, que ofrece la mayoría de los servicios médicos al magisterio, cuando un maestro acude a este, lo hace tarde. Su afección está muy avanzada. ¡Ya saben, no se puede dejar las aulas sola!¡El que es medianamente responsable se espera! Además, cualquier cita con los especialistas las ponen para varios meses después. Mientras tantos el rendimiento baja. ¡La dirección exige y los escolares se alegran!

Para poder sobrevivir la mayoría de los maestros tienen dos, tres y a veces cuatros tandas. En esta situación, deben ingeniársela para poder ingerir los alimentos que los sostengan. Difícilmente corriendo, como andan, puedan cocinar las comidas con los nutrientes que les exige sus trajinares. ¡Siempre deben andar como el camello, con su lonchera arriba! Cuando por una u otra razón la olvidan y tienen que comprar comida, los descuadres económicos y orgánicos inmediatamente se manifiestan. Se deja de hacer cosas y puede que la comida de la calle les afecten. ¡ A pocos le importa esto, no son sus problemas!

La falta de tiempo, hace de las casas de los maestros no los mejores lugares. Casi siempre son lugares de paso para estos. Sus hijos, cuando vienen a enterarse, les son desconocidos. Su rendimiento escolar rara vez alcanza la media o es superior a esta. Los educadores sufren las mismas situaciones o estas rebosan a las de los padres de los alumnos con los que ellos trabajan. ¡Son más sacrificados que todos y víctimas del pluriempleos! ¡Qué pueden entender de estos las madres que maldicen a sus hijos y les gritan para lanzarlos a los maestros, para que estos hagan lo que ellas no están dispuestas a hacer!

Si la sociedad sigue apática a la situación de salud de quienes están encargados de educar a los jóvenes, los problemas de todos se agravaran. Recordemos que lo que hace el sistema educativo funcional no es exactamente el pago a los maestros. Despoliticemos las instituciones que tienen que ver con el quehacer cotidiano del profesorado. Llevemos los recursos que en verdad demanda la escuela y demos un seguimiento estricto al trabajo que se hace con ellos.

Gerson

viernes, 16 de enero de 2009

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

LA ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

EN LAS AULAS DOMINICANAS

La educación es el bien más preciado de todo aquel que se valora. Los países que han hecho opciones de permanencia y desarrollo, tomaron la instrucción como base. La adaptaron como herramienta vital y exclusiva, desarrollándolas a partir de las idiosincrasias nacionales y las necesidades, adoptando los aportes de otros, siempre filtrado por los sellos de su espíritu. Todos los recursos necesarios se pusieron a disposición de esta. Las mezquindades y otras miserias fueron puestas a un lado. Gobiernos y poblaciones se pusieron de acuerdo: esta es la representación de la identidad.

La escuela representa, hoy por hoy, la primera institución, después del hogar, de socialización del individuo. Es allí donde este último realmente comienza a crear y conocer los lazos sociales establecidos por la sociedad a la que se incorpora y que guiarán su futura vida. Antes de relacionarse con su comunidad este nuevo ser es llevado a un centro educativo donde se le va adiestrando, muchas veces antes que en su casa, sobre la vida en sociedad. Es por esto que esta debe ser, o quizá es, el reflejo de la escuela. ¡Es la escuela la que cultiva nuestros mejores valores y aspiraciones y los devuelve a la comunidad incrementados!

De todas las disciplinas que se formulan para ser impartidas en nuestras aulas, no menos que las demás, hay que abogar por las ciencias sociales. Los objetivos y estrategias de estas hay que revisarlos, adecuarlos y ampliarlos acorde con lo que estos momentos de crisis, la defensa de nuestra identidad y el desarrollo integral de los ciudadanos y la sociedad nos dictan. Hace falta ir más allá de la simple enseñanza de acontecimientos, fechas y lugares. Los egresados de nuestros centros de enseñanzas han de ser competentes interpretando, organizando, localizando y corrigiendo errores, haciendo e interpretando croquis y mapas, evaluando comparando y comentando acontecimientos. No llegamos a estas competencias por arte de magia. Hay que trabajar con honestidad para su alcance, creando las exigencias de rigor en las paradas de lugar.

Una mejor y eficiente formación, en el área de las sociales, de nuestros educando exige la participación activa de los gobiernos, de los centros de enseñanzas, de los profesores, de los padres y del propio alumnado que casi siempre se tiene como ser inerte. Muchas son las contradicciones que se reciben en las escuelas que atentan contra la educación. Son indescifrables los objetivos de los padres al inscribir sus vástagos en las escuelas. Lo que sí es claro es que la mayoría de ellos, no les interesa que sus hijos aprendan siempre y cuando aprueben las asignaturas. A las autoridades al parecer les interesa más que nada el incremento del número de aprobados más que la calidad de los mismos. Por eso, las presiones a los profesores que no exhiben la cantidad de promovidos que ellos se programan. En muchos centros educativos, sobre todo privados, los directores falsean las calificaciones para mostrar niveles que no poseen. En no pocos de estos a los profesores se les prohíbe colocar las calificaciones hasta que la dirección da el visto bueno o la coloca como les convenga. Los alumnos, actores de primer orden en este proceso, protestan cuando se ven afectados y se burlan cuando son favorecidos. En general, no se resisten al sistema, más bien se adapta y les sacan todo el provecho posible.

Para una buena enseñanza en el área de las sociales hacen falta recursos materiales. El primer recurso y del cual no debemos prescindir es el cuaderno. ¡Cuanto se podría decir de este! De dos empresas dominicanas que se dedican a su elaboración, ambas compiten en la promoción de productos de distracción. Años tras años, los padres son colocados entre los comercializadores de cuadernos con portadas vistosas y sus hijos. Los tutores se dejan obligar por sus descendientes a comprar estos productos, muchas veces de menor calidad que otros del mercado. En cuanto a los libros de textos, las acusaciones son cada vez las mismas. Por suerte las autoridades se hacen de oídos sordos. El cambio de libros de textos en los sectores privados como públicos, crea mucha suspicacia además de descontrolar al sector. Otros recursos muy importantes y que faltan en muchas escuelas, son los mapas, globos, proyectores y otros. Muchos profesores tienen que adquirirlos con sus recursos y estos generalmente son bastantes caros.

El más preciado de los recursos en un aula lo representa el humano. Profesores y alumnos convergen y crean las condiciones de enseñanza. Todavía se espera una mejor preparación académica del personal docente en las mencionadas ciencias del hombre. El estudiantado ha hecho consuetudinaria su indisposición al esfuerzo y la disciplina del aprendizaje de las sociales. Situaciones que se tejen en torno al proceso enseñanza-aprendizaje han creado una especie de esquizofrenia colectiva en torno al conocimiento y la apropiación de este por el estudiantado. La interpretación de la libertad que disfruta el alumnado les hace inferir que todo profesor que pone mucha clase, deja tareas y exige, es un desgraciado, perverso que tiene que morirse. Los padres, por igual se quejan y muchas veces complotan juntos a sus hijos para hacerles daños a los profesores. La dirección, orientación y autoridades, sugieren cambio de estrategias, obviando todo tipo de responsabilidad del educando. Estas son situaciones que con ciertos niveles e instituciones en las aulas se podrían resolver.

¡Siempre otro es culpable de lo que se hace o deja de hacer, si eso puede afectarme! Recobrar el amor por lo propio, el país, la bandera, el escudo, su historia, la familia. Inculcar que las instituciones son creadas para hacer más llevadera la vida en sociedad. Respetar y valorar la vida. Legitimizar mecanismos de ascenso económico y social. Volver a creer...nos hace mucha, muchísima falta. El rescate, creación y puesta en práctica, en las escuelas, de mecanismos de práctica social que surjan de nuestras necesidades nos puede servir de mucho. Somos seres polifacéticos y buscamos imitar lo de otros. Serias dificultades esto nos ha traído. Aun así, no hemos aprendido que las instituciones representan el alma de las naciones y que no se pueden copiar.

Nos hacen una serie de propuestas educativas dentro de las cuales la que mas auge tienen son la construcción del conocimiento y el aprendizaje en base a competencia. Talvez las resistencias normales a los cambios, por parte de los actores que intervienen en ese proceso dificultan el despegue de la tan deseada construcción. Puede que sea, la incapacidad de esos mismos elementos, frutos de la cultura oral que les caracteriza. ¡Quién sabe cuales otras causas! La educación por competencias se abre paso con dificultades entre una población escolar con poca base. A esta se les impone carreras técnicas con fines inmediatos, prácticos y egoístas de producir dinero. Olvidan y obvian los propulsores de esta tendencia: la necesidad nacional de individuos que vean mas allá de sus necesidades particulares; ofrecer al alumno herramientas de criticidad al entorno en el que se desenvuelve; que la escuela no debe convertirse en simple instituto laboral; que si bien el individuo debe aprender a hacer mas debe aprender a pensar; que la población dominicana tiene repulsa por los técnicos por la ancestral falta de ética de estos.

Hay que insistir sobre una mayor participación del área de las sociales en las escuelas, haciendo de esta un lugar de más interacción y agradable, donde nuestros muchachos descubran y desarrollen las habilidades que luego irán a ofrecer a la sociedad. Se debe crear y coordinar espacios de discusión de la práctica docente. De esta, en cada escuela, se debe sistematizar experiencias, las cuales se pueden publicar en este blog (www.maestrosconhostos.blogspot.com, enviándolas a la dirección electrónica maestrosconhostos@gmail.com). Estas experiencias nos ofrecerían muchas informaciones, las cuales podríamos utilizar para crecer a partir de nuestras características, necesidades y posibilidades. En cada centro se debe llevar un registro de las dificultades e invitaciones de carácter político que sacan, sin previo aviso el día menos pensado, los estudiantes de las aulas. Desde las aulas podemos ofrecer y comenzar a construir el proyecto de nación que los políticos nos han negado. Tenemos que convencer a las jóvenes generaciones que estudiar es la mejor inversión que ellos pueden hacer para el futuro.

Gerson

domingo, 30 de noviembre de 2008

EDUCACION Y MODA

EDUCACION Y MODA

Reza un conocido refrán “lo que esta a la moda no incomoda”. Y sobre todo, a quienes se benefician ya económicas como por las oportunidades que estas brindan de justificar las irresponsabilidades. A esto se debe la sucesión de unas modas por otras y la proliferación de expertos –“individuos contranatura”- que imponen ya más que estilo de vestir… se constituyen en núcleos de presión social; imponen y ridiculizan por los medios de comunicación social a su disposición.

La escuela dominicana en su población, sobre todo en los educandos, es víctimas de las modas. Recibe los embates de muchas de estas costumbres pasajeras que la mayoría de las veces contravienen con las buenas costumbres y los objetivos de la cultura y la educación que se quiere llevar a los jóvenes. Luchas tenaces, días tras días, se tienen que librar para evitar que los centros sean pabellones de exhibiciones, donde se valora y atiende más a lo que trae puesto o la actitud de un “borreguito” que las explicación que se pueda ofrecer de cualquier materia.

Tremenda se torna la lucha con individuos perteneciente al sistema educativo, que son apáticos o colaboracionista, que no ven más allá de sus narices, con esas modas que denigran la dignidad humana. Vea a muchos contemporizar con estudiantes que llegan a los centros sin peinar; con partes del cuerpo deliberadamente pronunciada o insinuosamente descubierta; con expresiones y acciones que aun son vedadas en público.

Hacia adentro de la escuela, vemos a muchos padres que participan comprando o motivando la utilización, cuando no de espalda a lo que hay detrás de las modas. ¡Total, cada generación debe vivir su realidad! Olvidan estos sus compromisos familiares y sociales. ¡Es más fácil no hacer resistencias y seguir la corriente! La vida de hoy con todas las preocupaciones individuales no se puede complicar asumiéndola al pie de las letras. Como “no se van a matar por nadie”, prefieren que sus responsabilidades los asuman otros; los profesores. Cuando se presentan las dificultades que hay que responder, reflejan sus culpas en esos otros. Por tanto viven felices.

Hay expresiones que caracterizan y definen épocas, a generaciones y las actitudes de estas ante la vida. La filosofía de vida de estas generaciones se expresa a través de “na e na”, “no se meta en mi vida”, “eso no da cuarto”. Estas y otras expresiones señalan el nivel de individualismo, desintegración familiar en que nos desenvolvemos, y el nivel de valoración que damos a los otros. Esto se manifiesta en las aulas con múltiples conflictos, los cuales degeneran regularmente en dificultades que muchas veces la escuela no puede resolver.

El desconocimiento de buena parte de los elementos que forman nuestra cultura, crea condiciones propicias para estas modas. Esto deja un vacío que permite, en buena parte, a nuestra juventud y población escolar aceptar sin más, las modas que llegan. Pregunte sobre las condiciones que favorecen la utilización, cada vez más creciente, de estimulantes sexuales o el cuidado detallista de la apariencia física por los jóvenes. Como moda, además de las indefiniciones sexuales que genera, crea mucha homosexualidad y bisexualidad. El culto al cuerpo perturba los cerebros más débiles de aquellos muchachos ya afectados por la falta de padres divorciados o donde cada uno de estos esta por su lado.

De las modas que de forma más directa hoy influyen en el proceso educativo están: la que inclina a los varones por el béisbol, por los millones en dólares que proyecta; los atractivos del inframundo de la venta y distribución de las drogas; en las niñas, la búsqueda de una relación con un individuo posicionado (“un viejevo”), que les cubra sus necesidades económicas. En muchas casas, los padres son partícipes de estas situaciones y la prefieren a la escuela. Serias indisposiciones presenta el alumnado que esta en las garras de estas modas.

Un cambio de la situación imperante exige que se retome el rol de la escuela. La verdad es que esta, debe manifestar su presencia en las comunidades de las cuales son sus alumnos a través de estos, dictando como deben ser las cosas. Seria interesante exigir en los centros educativos cartas que deban venir de las iglesias, juntas de vecinos y clube de los barrios que certifiquen la buena conducta de los postulantes a inscribirse en tal o cual escuela. Debemos trabajar y el influjo de esas modas que frenan el desarrollo tanto psicológico como del conocimiento de nuestra juventud, debemos ponerle coto.

Gerson

lunes, 3 de noviembre de 2008

LA ESCUELA Y LA FAMILIA

LA ESCUELA Y LA FAMILIA


Educar nunca fue tarea fácil. Por eso, desde siempre, esta fue prerrogativa, en las distintas sociedades, de los individuos mejor dotados; los más preparados. Aunque con las mejores cualidades, estos nunca fueron abandonados con los hijos de la comunidad; más bien gozaron del aprecio, apoyo, el respeto y la consideración de todos en la ardua labor que se le encomendaba.

Las cosas han cambiado y en la escuela de nuestra República Dominicana el educador es tratado por muchos padres, tutores y notables como el más bajo de sus sirvientes. Al pagar “sus cuartos” por la educación de sus vástagos, se consideran con derecho a ofender e inclusive a agredir físicamente a los educadores de sus hijos. La frase manida del estudiantado irresponsable “se la cogió conmigo”, provoca muchas incomodidades en el seno del magisterio. ¡Parecería que el derecho del alumno, herramienta creada para hacer más humana la relación con él, se convirtiera en un instrumento para dañar!

Sin necesidad de usar lupa, brotan ante los ojos del más insulso el divorcio de los objetivos de padres y escuela. Los muchachos aceleran este. Los padres quieren deshacerse de sus hijos. Por esto buscan la forma de tenerlo lo más lejos posible. En muchas ocasiones, en vacaciones, después de maldecirlos, les expresan el deseo de que se abran las clases para salir de ellos. ¡Imagínese usted…cuanto disfrutó el maestro!

Las experiencias del manejo de los conflictos de sus padres a su favor, por parte del los alumnos, donde papá y mamá luchan por imponer su supremacía en la familia, las traen a las aulas. Estudian las debilidades de los profesores y autoridades, se hacen las víctimas, organizan intrigas, se confunden entre masa de otros sinvergüenzas, traen a sus padres a los centros desinformados y los hacen pasar vergüenza. Todo siempre en busca de contrarrestar las exigencias que envuelve estudiar. Muchos padres lo saben, y se prestan al juego porque les favorece.

Con frecuencia sentimos y pensamos que nuestros alumnos son huérfanos. El descuido en la higiene y las expresiones orales y corporales de estos, así lo señalan. La curtiembre y los uniformes sucios a comienzo de semana, la no realización de las tareas, la muestra más que fehaciente en la falta, por semana, de peine por la cabeza, nos llevan a interrogarnos sobre, ¿Dónde están los padres cuando estos salen para la escuela? Hemos notado que los alumnos que dan mayores dificultades en el proceso educativo y que sus progenitores brillan por su ausencia, al final, cuando se presentan resultado, estos últimos se convierten en los lobitas y corruptores más eficientes, los jueces más duros y los mejores padres. ¡Qué casualidad ¡

Viviendo en un país pobre, nos damos lujos que no se dan los ricos. Jugamos con el futuro. La educación de las jóvenes generaciones la hemos licenciado. La informal en su modalidad hogareña, la hemos dejado en manos de los hijos, bajo la excusa de criar personas independientes. Las modalidades comunitaria y social en manos de las calles y la televisión, con gente que ha hecho de su modo de vida la maledicencia, enseña, promueve y vende la falta de escrúpulos y pudor; el sexo irresponsable y la falta de identidad sexual; el desamor; el individualismo; la gozadera alocada y las formas de hacerse ricos “por encima de la cabeza de quien sea”. La formal, en los centros educativos, exige no repitencia; calificaciones mínimas que se ajustan a la aprobación de las materias; la reducción hasta la eliminación de las tareas hogareñas; etc. En centros de formación técnica particulares, la aprobación de los cursos, por el simple pago de las cuotas regulares.

La construcción de un futuro mejor, hasta el momento, solo es posible vislumbrarlo a través de la educación. Redefinamos el rol de la escuela y creemos las condiciones para su participación en el alcance de los objetivos nacionales. Dejemos de actuar tras bastidores y definamos una política nacional de los conocimientos, las competencias y las actitudes que deben poseer los estudiantes de cada grado. Evaluemos, premiemos y demos la oportunidad de calificarse a los maestros por el rendimiento de sus alumnos. Acerquemos las labores escolares a la preservación del mobiliario del plantel, la limpieza y conservación del entorno escolar y a la participación del alumnado en este. Fomentemos la participación activa y diligente de las asociaciones de empresarios locales en la elevación del nivel educativo de las escuelas.


Gerson